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Marcos Andres Martinez Nataren - Relato Histórico

 

De qué se trata

La mayor batalla de la Antigüedad clásica
La Ilíada de Homero comienza en el décimo y último año de la guerra de Troya, pero incorpora imágenes previas y posteriores de las violentas batallas entre los griegos y los troyanos, en las que también se involucraron los dioses. El motivo central de la Ilíada es la furia de Aquiles. Tras sufrir una ofensa personal, el más valiente y fuerte de los guerreros griegos se retira, encolerizado, de la lucha por la ciudad. Este hecho es el primero de una larga cadena de sucesos cuyo final es la caída de la ciudad de Troya. Pero, la perdición de Troya y la famosa historia del caballo de madera no forman parte de la Ilíada, sino que están narradas en la segunda epopeya de Homero, la Odisea. Para los lectores de hoy, la Ilíada puede resultar por momentos ampulosa y sobrecargada con episodios secundarios; sin embargo, todavía impresiona por la fuerza discursiva, la tensión, el dramatismo y la sofisticación psicológica del texto. El poema ha dejado una fuerte impronta en casi todas las épocas de la historia.

Ideas fundamentales

La Ilíada es la obra escrita más antigua de la literatura occidental.
Se cree que fue escrita en la Grecia jónica, una estrecha franja en la costa de Asia Menor, durante la segunda mitad del siglo VIII a.C.
Es la epopeya de la guerra de Troya en la que los griegos sitiaron la ciudad de Troya porque los troyanos habían raptado a la bella Helena.
La obra gira en torno de la furia del héroe griego Aquiles, que siente que su comandante, Agamenón, lo ha ofendido y se separa de la lucha.
Mientras Aquiles esté fuera de la batalla, la suerte estará del lado de los troyanos.
El héroe troyano, Héctor, destruye casi por completo la flota de los griegos.
La muerte de su mejor amigo, Patroclo, hace que Aquiles cambie de opinión. Cuando toma las riendas de la batalla, regresa la suerte a los griegos.
La batalla de Troya adquiere dimensiones universales debido a que  también intervienen los dioses.
La conquista de Troya a manos de los griegos gracias a la astucia de Odiseo y su caballo de madera aparece narrada en otra epopeya, la Odisea, también de Homero.
La Ilíada está compuesta por 15 mil 693 versos, distribuidos en 24 cantos.
La historia de su origen es tan incierta como la existencia misma de Homero.
En el año 1870, el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann encontró en Turquía los restos de Troya.

Resumen

La crueldad de Agamenón y la furia de Aquiles
En el campamento que los griegos montaron alrededor de Troya, se presenta el sacerdote de Apolo, Crises, para exigir al comandante de la tropa, Agamenón, la liberación de su hija Criseida. Cuando Agamenón se niega, Apolo castiga a la tropa griega con una peste. El más valiente de los griegos, Aquiles, interviene entonces con vehemencia para lograr la liberación de la prisionera y despierta así la ira de Agamenón. Finalmente, el comandante libera a Criseida, pero como compensación exige que le entreguen a Briseida, una joven esclava de Aquiles de la que Agamenón se ha enamorado. El héroe obedece, pero abandona, ofendido, la batalla. Enojado, se sienta a orillas del mar y llama a su madre, Tetis. La diosa del mar le promete intervenir por él ante el padre de los dioses, Zeus. Tetis se arroja a los pies de Zeus y lo adula mientras pide ayuda para su hijo. Zeus accede: mientras los griegos no ofrezcan una satisfacción por la ofensa a Aquiles, los troyanos saldrán siempre victoriosos.

El engañoso triunfo de los troyanos

Retrospectiva:  los griegos sitian la ciudad de Troya porque los troyanos raptaron a la bella Helena, casada con Menelao, hermano de Agamenón. Paris, que antes del rapto había visitado a Menelao, infringe de modo imperdonable las leyes de la hospitalidad. Al principio, las partes tratan de resolver el conflicto con un duelo entre los dos hombres que se disputan a Helena. Cuando Menelao gana el duelo, interviene la diosa Afrodita, quien envuelve a Paris en una espesa niebla y lo transporta directamente desde el lugar de la disputa a la habitación de Helena en la fortaleza troyana. Afrodita se siente unida a Paris porque tiempo atrás, con su voto, le ayudó a ganar un concurso de belleza contra Hera y Atenea. A cambio, la diosa le prometió entregarle la mujer más bella del mundo: Helena. Luego de la inexplicable desaparición de Paris del campo de batalla, Menelao es declarado triunfador. Pero la paz firmada entre los hombres se opone al plan trazado por los dioses: Zeus le pide a su hija Atenea que incite al troyano Pandaro a disparar una flecha contra Menelao. El griego queda herido, los troyanos vuelven a aparecer como culpables y la guerra continúa.




“Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles de Pléyade, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves””.

El más valiente y fuerte de los guerreros troyanos es Héctor, hermano de Paris, y cuya repentina muerte está predestinada por los dioses. Antes de partir a la batalla se despide de su hijo y de su esposa, Andrómaca, quien se encierra en su casa y, presagiando el funesto futuro, entona un canto triste por su esposo que pronto morirá. Helena, por el contrario, se queja de su suerte de ser disputada por dos hombres; su esposo, Menelao, y su raptor, Paris. Al mismo tiempo, sabe que su destino está determinado por Zeus y que ella logrará la vida eterna a través de las canciones que escribirán las generaciones venideras sobre su mítica figura.

Los dioses de la guerra y la guerra de los dioses

Durante las primeras batallas, las tropas son nobles, pues ambas reciben el apoyo de los dioses: del lado de los griegos está Atenea, del lado de los troyanos, Marte. Al final de cada batalla, las partes acuerdan un alto al fuego para poder enterrar con honor a los numerosos caídos. Zeus pide a los demás dioses que se mantengan ajenos al caos bélico. Mientras no satisfagan a Aquiles por la ofensa sufrida, la suerte seguirá estando del lado de los troyanos. El segundo día de lucha, Héctor llega hasta la fosa del campamento griego y planea incendiar los barcos enemigos. Ahora, Agamenón reconoce su error y envía a tres mensajeros cargados con suntuosos obsequios para Aquiles, entre quienes se encuentra Odiseo, que presiona a Aquiles para reintegrarse a la lucha. Pero, en un impetuoso discurso, Aquiles 
rechaza el pedido y hasta amenaza con abandonar por completo el campo de batalla.

“Cuando los ejércitos llegaron a juntarse, chocaron entre sí los escudos, las lanzas y el valor de los hombres armados de broncíneas corazas, y al aproximarse los abollonados escudos se produjo un gran alboroto””.

El grado de presión que sufren los griegos es tal que solo esperan salvarse por medio de una argucia: Patroclo, el mejor amigo de Aquiles, se pondrá su armadura y hará creer al enemigo que el gran héroe ha regresado a la lucha. Pero Héctor arroja una piedra contra las puertas del campamento griego y tira abajo el muro mientras los griegos huyen hacia los barcos. Cuando Zeus, que observa el tumulto, se descuida por un momento, su hermano, Poseidón, aprovecha la oportunidad y se apresura a ayudar a los griegos de la mano de Hera, esposa de Zeus y la más acérrima enemiga de los troyanos entre los dioses. Luego de seducir a Zeus, Hera se aleja mientras el  dios duerme. Por un momento, parece que la suerte de los griegos ha cambiado, pues bajo el mando de Poseidón logran atacar al enemigo y herir a Héctor. Cuando Zeus despierta, les recuerda que él es el padre de los dioses, reprende fuertemente a su esposa y obliga a su hermano Poseidón a retirarse de la batalla. Los dioses se quejan de las órdenes de Zeus y Poseidón le recuerda que la caída de Troya es inevitable, pero no se produce una rebelión contra el padre de los dioses. Zeus permite que Apolo cure a Héctor, con lo que los troyanos vuelven a atacar los barcos.

La muerte de Patroclo


Cuando se incendia el primer barco, Patroclo pide ayuda a su amigo Aquiles. Él héroe le permite usar su armadura para la batalla, pero también le advierte que solo debe alejar a los troyanos de los barcos, sin perseguirlos después. Sin embargo, Patroclo hace oídos sordos a la advertencia, avanza hasta los muros de Troya y por poco conquista la ciudad. La intervención de Apolo lo detiene: el dios le roba la armadura, Héctor lo atraviesa con su lanza y se burla de su muerte. A punto de morir, Patroclo le dice a Héctor que también a él lo espera la muerte. El troyano le quita las armas y amenaza con dar su cadáver a los perros.
“¡Oídme todos, dioses y diosas, para que os manifieste todo lo que en el pecho mi corazón me dicta! / Ninguno de vosotros, sea varón o hembra, se atreva a transgredir mi mandato; antes bien, asentid todos, a fin de que cuanto antes lleve a cabo lo que pretendo””.

Cuando Aquiles se entera de la suerte de su amigo, esparce cenizas en su cabeza, se revuelca en el polvo y se arranca el cabello. Tetis oye los gritos de dolor de su hijo y sale del mar para enterarse de lo sucedido. Aquiles se queja por la pérdida de su amigo y quiere vengar su muerte. Mientras tanto, se ha desatado una fuerte riña por el cadáver de Patroclo. Tres veces logra Héctor tomar el cadáver por los pies y tres veces logran los griegos recuperarlo. Pero el héroe troyano hierve como un toro y pone todo de sí para recuperar el cuerpo del muerto. Aquiles se debate entre intervenir o no, después de todo, ¿cómo podría luchar sin armas? La diosa Hera le aconseja presentarse frente a los muros del campamento, pues eso bastará para sumir a los troyanos en un miedo profundo. Le coloca la égida, la coraza divina de piel de cabra capaz de infundir miedo, y Aquiles aparece bramando fuertemente frente a la muralla de defensa. La diosa Hera también responde con un grito. Los troyanos tiemblan de terror y se reúnen. Aquiles vuelve a bramar. La escena se repite tres veces. Finalmente, los griegos logran poner a resguardo el cadáver de Patroclo. Lo transportan llorando y Aquiles también llora la muerte de su 
amigo.

El regreso de Aquiles


El asesinato de Patroclo a manos de Héctor hace que Aquiles cambie de opinión. Su furia permanece, pero experimenta un cambio: ya no está enojado por la ofensa de Agamenón, sino que su furia se orienta ahora a Héctor, el asesino de su mejor amigo. Para regresar a la guerra, Aquiles necesita nuevas armas que se las proporciona Hefesto, el feo y tullido dios herrero. A pedido de una Tetis cubierta de lágrimas, el dios vuelca plata, oro y cobre al fuego, toma su martillo, yunque y pinza y construye un gigantesco escudo cubierto de maravillosos relieves. Luego fabrica la armadura y las armas. En un intento por reconciliarse con su mejor guerrero, Agamenón lo cubre de obsequios y le devuelve a su amada esclava Briseida.
“Aquí estaba la diosa, profiriendo gritos poderosos y terroríficos / al ejército aqueo y equipó los pechos de los hombres con fuerza para enfrentar la lucha y pelear””.
Esta reconciliación en el campamento de los griegos obliga a los troyanos a ponerse nuevamente a la defensiva, con lo que la sucesión de hechos prevista por Zeus vuelve a ponerse en marcha: con el regreso de Aquiles, la suerte está otra vez del lado de los griegos. Las tropas avanzan, Aquiles se pone su nueva armadura. De repente, el caballo inmortal, Xanthos, puede hablar gracias a la intervención de Hera, y le anuncia al héroe griego el destino que le espera: primero matará a Héctor, para luego morir de manos de un hombre y de un dios. Aquiles acepta con orgullo esta profecía y marcha ansioso a la batalla, que pronto se convierte en una gigantesca lucha cósmica, pues Zeus ha autorizado a los dioses a participar de los sucesos, y la interacción de hombres y dioses sacude incluso al Olimpo. Los hechos se suceden: Aquiles arroja tantos troyanos abatidos al río Escamandro, que el dios del río se enfurece ante tanta sangre, crece y amenaza con ahogar al héroe. Se necesita de un gigantesco fuego desatado por el dios Hefesto para hacer retroceder las aguas y salvar a Aquiles.


El duelo final

Finalmente llega el duelo entre los dos héroes, Aquiles y Héctor. El dios Apolo ayuda al troyano evitando que el enemigo de Héctor pueda acercársele. Pero, cuando Zeus sostiene la balanza del destino y ésta se inclina hacia Héctor, Apolo debe retirarse. Ahora es Aquiles quien recibe la ayuda de Atenea. La diosa de la sabiduría se acerca al héroe troyano disfrazada de Deifobo, hermano de Héctor, y le ofrece luchar a su lado contra los griegos. Pero, en el momento decisivo, el falso hermano desaparece. Héctor ha caído en la trampa de la diosa. Sabe que morirá, pero también lo llena de orgullo la idea de morir como un héroe y de saber que su muerte será recodada. Finalmente, el troyano muere atravesado por la lanza de Aquiles.
“Destruyó los anglos, atravesó el mármol con la espada / secamente crujió el portal; tampoco los fuertes cerrojos lograron detenerlo / y los maderos se rompieron aquí y allí / bajo el poder de la piedra””.

Antes de morir, Héctor pide que entreguen el cuerpo a sus padres. Pero Aquiles le responde que antes de hacerlo él mismo devorará su carne y aunque le dieran su peso en oro jamás entregaría el cuerpo del caído. Efectivamente, embargado por la sed de venganza, profana el cadáver de su enemigo: lo ata a uno de los carros de batalla y lo hace marchar alrededor del sepulcro de su amigo muerto, Patroclo. Príamo, padre de Héctor y rey de Troya, se retuerce de horror ante este espectáculo. Los habitantes de Troya a duras penas logran evitar que salga de la ciudad para rogarle al vencedor que le entregue el cadáver de su hijo.



Contexto Historico

Esta epopeya narra las experiencias de las personas en los últimos 56 años de la guerra de Troya, y sobre todo, la historia de Aquiles.
Esta guerra es uno de los ejes centrales de la épica grecolatina y fue narrada en un ciclo de poemas épicos de los que sólo dos han llegado intactos a la actualidad, la Ilíada y la Odisea, ambas obras atribuidas a Homero.
Según la época exacta de la producción del texto es desconocida, aunque se le calcula dentro del siglo VIII A.C.  Sin embargo -la "guerra de Troya"- tuvo acontecimiento supuestamente en la época micénica, 4 siglos antes. Preparamos este orden para entender los hechos históricos.


Orden Cronológico 

XVII - XII a.C.

  • Los micénicos son "ancestros" de los griegos - Se cree, a partir del descubrimiento de "Troya" a fines del siglo XIX, y tras los posteriores estudios arqueológicos, que posiblemente invadieron esa ciudad del Asia Menor (Troya) a mediados del siglo XII.

XII a.C.

  • En el siglo XII a. C., la cultura micénica empieza a decaer por varias razones, y sucumbe finalmente debido a la invasión de los dorios, otro pueblo del norte que llega a la península. Vienen entonces los siglos de la época oscura, en la que, entre otras cosas, desaparece la escritura (los micénicos poseían un alfabeto: el lineal B). 


VIII a.C.

  • Un bardo muy avezado del Asia Menor (de Jonia), al que se conoce como Homero, compuso este poema monumental que es La Ilíada. La tradición dice que Homero no escribió el poema, aunque siguen las investigaciones al respecto.

IV a.C.

  • De todas maneras La Ilíada perduró en el tiempo a través de su continua representación. La creencia indica que fue uno de sus admiradores, el dictador Pisístrato, quien mandó a sus hijos Hipias e Hiparcos a que "escribieran" La Ilíada

 

Sobre el autor

No se sabe con certeza si Homero existió realmente. Sin pruebas precisas sobre su existencia, solo se conservan leyendas originadas más tarde. Se cree que el autor de la Ilíada y la Odisea vivió en la Grecia jónica del siglo VIII a.C., en una estrecha franja de Asia Menor que hoy pertenece a Turquía. Se dice que era ciego, pero es probable que le hayan achacado esto por analogía con el cantante ciego Demócodo de la Odisea. Se estima que su ciudad natal es Esmirna, hoy Izmir. Probablemente murió en la isla de Ios. Según la leyenda, Homero presentaba su arte en las ciudades portuarias para entretener y educar al pueblo sencillo. Los filólogos modernos que creen en su existencia consideran que el cantante-poeta que aparece en las epopeyas homéricas debe interpretarse como un autorretrato. Puesto que todos los personajes están al servicio de los nobles, es posible que Homero también haya presentado su arte en entornos aristocráticos. Es el primer poeta del mundo occidental cuyas obras se han conservado por escrito. Las dos grandes epopeyas, la Ilíada y la Odisea, son el comienzo de la literatura griega y, con ello, de la literatura europea. A medida que se profundizaron las investigaciones sobre los textos homéricos, fueron apareciendo más y más contradicciones dentro de la obra. ¿Es posible que Homero, una sola persona, fuera el autor de estos textos? Como fuere, desde hace mucho tiempo se considera posible que el o los autores hayan hecho uso de una larga tradición narrativa y que también hayan tomado algunos episodios de otros cantantes.

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